El movimiento
de mujeres desde los años '70, a favor de la igualdad de derechos y por la
despenalización del aborto, en contra de la violencia de género; el movimiento
obrero en contra del cierre de NICAS, en el sector de la construcción, en
FASA, en Michelín, en el sector del Metal, en PPG, en SADA, en Uralita, con
la asamblea de parados de los años 80, etc.; el movimiento antifascista desde
la construcción de la UPA en el año 1981 hasta la actualidad, que ha pasado por
diversas formas organizativas y de activismo; el movimiento en defensa de la
enseñanza pública, incluyendo las que llevaron al cierre de la Universidad en
1975 y las masivas movilizaciones universitarias contra los consecutivos planes
privatizadores desde entonces; el movimiento antimilitarista y contra la guerra
que tuvo algunas de sus páginas más importantes en las movilizaciones contra la
celebración del día de las Fuerzas Armadas en Valladolid en 1984, contra la
entrada en la OTAN o en las que denunciaron la guerra imperialista en Irak y
Afganistán; el movimiento por el mantenimiento de San Juan en las Moreras, año
2000 y siguientes, que consiguió una de las más sonadas derrotas de León de la
Riva; el movimiento contra el narcotráfico, la corrupción y la especulación,
con su principal frente en el barrio de Pajarillos; el movimiento por la
recuperación de la memoria histórica y por la República, en cuya difusión y
continuidad juega un papel principal el Ateneo Republicano. Estos son algunos
de los exponentes -hay muchos más que podríamos enumerar- de esa historia
contemporánea de lucha y resistencia en nuestra ciudad.
Podemos
estar seguros y seguras de que hay una buena base de partida para el impulso de
una asamblea pro-constituyente y para el impulso de un Proceso
Destituyente-Constituyente.
El año 2011 y la irrupción del movimiento 15-M, supuso un salto cualitativo y
cuantitativo en la implicación ciudadana en ese movimiento de resistencia:
-
Cualitativo, porque se pasa de cuestionar aspectos parciales del sistema, a
cuestionar éste en su globalidad, poniendo el acento en reivindicaciones
eminentemente políticas.
-
Cuantitativo, porque ese cuestionamiento pasó a tener un carácter socialmente
mayoritario; buen ejemplo de ello fueron las llamadas mareas ciudadanas en
defensa de los servicios públicos y, muy especialmente, el movimiento por el
derecho a una vivienda digna que se articuló en torno a la lucha contra los
desahucios.
En el año
2012, concretamente en el 25S, se convoca la primera gran movilización
exigiendo un cambio de Régimen a través de un proceso
constituyente-destituyente. La coordinadora que se articula al calor de esa
movilización, la Coordinadora 25S, es el instrumento principal que tenemos para
llevar a buen puerto ese objetivo.
En las II
Jornadas constituyentes celebradas en Madrid se planteó la necesidad de
impulsar ese proceso constituyente, articulando en todos los sitios en los que
fuera posible Asambleas Constituyentes; en esa tarea estamos las
personas que conformamos esta asamblea de Valladolid nacida el 19 de Junio del
2013.
Primero
iniciar la transición de pasar de la fase de sólo crítica a la fase de dar
también alternativas. Como consideramos que el problema no es parcial sino que
es sistémico en el actual régimen (corrupción generalizada, falta de
democracia, desmantelamiento de servicios públicos y sociales, ubicación
internacional contraria a los intereses de la mayoría, imposibilidad de
reformas sustanciales desde dentro del sistema...) nos vemos obligados/as a dar
una alternativa global que solo puede materializarse a través de un proceso destituyente-constituyente
en el que se tiene que dar solución al menos a las siguientes cuestiones:
- Modelo
político: ¿Qué tipo de Régimen queremos: monarquía o república? ¿Qué forma de
representación de la población: democracia representativa o democracia
participativa? ¿Cómo organizar ésta? ¿Qué significa poder popular? ¿Cuál es el
marco jurídico?
-
Organización territorial del Estado: ¿Qué posición ha de tener un proceso
constituyente ante el derecho a decidir de los pueblos que en el Estado
reclaman tal cuestión? Y en general, ¿qué modelo territorial nos
interesa.
- Modelo
económico: Solamente con un sector público poderoso se puede garantizar una
democracia participativa y unos servicios públicos y sociales robustos.
- Deuda:
En estrecha relación con el punto anterior, el proceso debe plantear un
análisis de la deuda externa e interna y las soluciones factibles a la misma.
-
Relaciones internacionales: ¿Qué marco internacional interesa al Estado
español? ¿Cómo podemos articular de la mejor forma desde el punto de vista
internacional la mayor soberanía del Estado español y de sus respectivos
Pueblos?
- Modelo
social: La lucha contra la discriminación de género, todo tipo de
discriminación por origen étnico, religioso, etc. es un lastre para el avance
de cualquier proyecto progresista. Un proceso constituyente debe de garantizar
la lucha contra todo tipo de discriminación.
- Modelo
ecológico: Ante la devastación del territorio y la voraz destrucción del medio
ambiente, se hace imprescindible la búsqueda de un equilibrio entre la calidad
de vida de las personas y la preservación de nuestro medio natural. ¿Por qué
modelo energético apostamos? ¿Cuál es nuestra postura ante los macroproyectos
poco respetuosos con la salud, la biodiversidad o la economía tradicional?
- Responsabilidades: Por último, nos parece esencial revisar
qué papel ha ejercido cada agente social, político, empresarial, etc. en este
régimen y exigir responsabilidades a aquellos implicados en la corrupción, la
crisis y la represión política. Este asunto está firmemente relacionado con la
recuperación de nuestra memoria histórica reciente.
Sobre estas cuestiones y otras que puedan surgir deberíamos
de iniciar un debate sereno, profundo y constructivo.
Valladolid, 3 de Julio del 2013